Salamanca, 15 abril 2024.- La altitud de los viñedos ubicados en la gran mayoría de la cuenca del Duero, el presente y futuro de los vinos de esta región y el gran trabajo que se está llevando a cabo con nuevas variedades, sobre todo minoritarias, han sido algunos de los temas que se han debatido en la primera jornada del Congreso Duero Wine Fest que se está celebrando en Salamanca.
El Master of Wine Tim Atkin, gran conocedor de la Ribera del Duero, animó en su conferencia inaugural a buscar vinos más frescos, con niveles de alcohol no muy elevados, pues son la tendencia actual del mercado, e incluso se atrevió a aconsejar a la DO Ribera del Duero que se plantee introducir nuevas variedades o mezclas hasta ahora no permitidas.
Atkin, que estuvo los días previos al congreso recorriendo las denominaciones de origen Arribes y Sierra de Salamanca, se mostró agradablemente sorprendido por las elaboraciones que se están llevando a cabo en estas regiones vinícolas con variedades autóctonas minoritarias.
Los expertos que participaron en las distintas ponencias se mostraron partidarios de introducir cambios en los sistemas de conducción o las podas, plantar viñas en terrenos más elevados y seleccionados según su capacidad hídrica, utilizar el riego o aplicar sistemas de sombreado de las viñas para paliar los efectos del calentamiento global, si bien adaptándose a las características de cada zona vitivinícola.
Como expuso el catedrático de Viticultura Vicente Sotés: “soluciones locales para un problema global”. De ahí la importancia de conocer la biodiversidad de cada territorio, como apuntó Antonio Graça, director de investigación y desarrollo de Sographe Vinos.
La altitud del viñedo fue un aspecto ampliamente debatido en las distintas ponencias del Duero Wine Fest. Con expertos muy partidarios y otros matizando esa búsqueda de altitud, advirtiendo que se tiene que tener también muy en cuenta la orografía del terreno o los tipos de suelos.
Otras intervenciones interesantes fueron las de Enrique García-Escudero, vicedirector del Instituto de Ciencias de la Vid y del Vino y Almudena lberca o Álvaro Ribalta, ambos Master of Wine, quienes desgranaron justo al investigador Jesús Yuste los pros y los contras de la clasificación actual de viñedos y vinos en Castilla y León y el reto de cómo afrontarla en el futuro.
Almudena Alberca invitó a adecuar las normativas y si es necesario, cambiar las regulaciones actuales para alinear las clasificaciones de vinos. “Estamos introduciendo clasificaciones de vino de parcela, tenemos la de crianza, reserva y a lo mejor no están alineadas con esa transición climática”, señaló.
En general se mostraron partidarios de realizar clasificaciones partiendo de un contexto histórico e identitario, teniendo en cuenta los parámetros de viticultura y enología, pero también el mercado, para que las pueda entender y recordar y siempre procurando respetar la identidad y tipicidad de los vinos.
El vino, un producto natural
Aunque fue el prestigioso historiador Felipe Fernández-Armesto, catedrático de Historia Mundial y ambiental del Queen Mary College de la Universidad de Londres el que puso el foco en la importancia de la evolución del consumo a través de una ponencia dedicada a analizar el vino en la alimentación a través de la historia.
“Si no beben vino los más jóvenes, da igual lo que pase con el cambio climático”, sentenció Armesto, haciendo hincapié en que el vino es un producto natural y que el consumo de frutas fermentadas para obtener alcohol y disfrutar de sus efectos psicóticos está en los orígenes del ser humano, e incluso en sus antecesores, los simios, y no es fruto de una evolución cultural.